sábado, 16 de abril de 2016

Cosas que quizás sepas pero que nunca te dije.

Sólo quería decirte un par de cosas;
la primera,
creo que me dejé la cordura enredada en tus sábanas,
o en la amargura de una mañana de domingo.
Que me olvidé los dedos en tu espalda
y el corazón en tus costillas,
aunque ahí encaja perfectamente.

La segunda es que no me devuelvas nada de eso.
Estoy mejor loca que cuerda por tus ojos,
que mis dedos prefieren tocarte a ti que a mis cenizas
y que mi corazón está tan magullado que es mejor que descanse.

Que descanse contigo,
que yo hace quinientas noches que no duermo
y que quizás la poesía no le ayude a sanarse.

Poeta, quédate con mis pedazos,
que yo he aprendido a reconstruirme
y ya me da igual,
una herida más o una menos,
de esas que es mejor curar con sal y versos.

Y eso, amor, es todo lo que quiero decirte.
Que me has dejado a oscuras, pero yo siempre viví con los ojos cerrados.

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