domingo, 27 de marzo de 2016

Cierra la puerta al salir


Estoy intentando no echarte de menos,
olvidarme de una vez por todas de tus ojos
y de tu forma de hablar sobre el universo y sobre mí.
De los tres malditos lunares que tienes en el hombro izquierdo.

Pero creo que no puedo.
Creo que vives en todas mis terminaciones nerviosas,
en todas y cada una de mis pestañas.
En sitios que ni sabía que existían.
Creo que te has instalado en mi risa,
en mis costillas,
en mi cabeza.

Y te pido que te vayas.
Te pido que dejes de bailar en mis pulmones con esa sonrisa que tanto me gustaba,
que cortes esas flores que no me dejan respirar.
Porque me estás haciendo perder el equilibro,
aunque creo que nunca tuve de eso.

Vete.
Sé que no hay formas bonitas de decir eso.
Ni hacen falta, créeme.
Por favor, vete.
Deja todo como estaba cuando viniste.
Tienes los zapatos en la puerta.

Y, bueno, sé que cuando cierres la puerta va a doler,
Temblarán mis cimientos.
Sé que probablemente volveré a ser las ruinas que siempre fui.
El desastre al que tú pusiste orden.

Volveré a ser yo.
Yo sin ti.
Yo.
Ilustración de Paula Bonet.
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