viernes, 16 de noviembre de 2018

Paréntesis número 1

De qué me sirvió pensar que el vaso estaba medio lleno
si te reflejaste en todos los pedazos.
Él aún cree que le escribo poesía. Inocente. Esto de aquí no es más que una elegía o un epitafio que pondré en sus cenizas cuando se desintegre entre sus fuegos.
Quién me enseñó a conjugar el verbo querer en más de una persona y en otro tiempo que no sea pasado. Me gustaría que me devolviera todos los pedazos que perdí al decir te quiero con la boca llena de rompecabezas.
Que sí, que han pasado 500 noches pero parece que esta no va a ser mucho mejor.

miércoles, 19 de septiembre de 2018

Acotaciones

"And if you're in love, then you're the lucky one" - Youth (Daughter)
(Entrada, luces encendidas)
Amor mío,
hoy te he vuelto a ver. Me has mirado a los ojos como ninguna de mis pesadillas lo había hecho antes. He visto tus cicatrices por un momento y creo que nunca te había visto así de desnudo.
Perdona si te he sonreído, aún tengo la guardia baja para los recuerdos.
               (Incluso hablar de recuerdos me duele)
Si es que aún me acuerdo de como olía tu jersey cuando me enseñaste todas esas constelaciones.
Como no te voy a sonreír. 
(Pausa, respiro)
Como no voy a mirarte a los ojos y recordarte tus mayores pesadillas. Como no voy a volver a ser abismo entre tus dedos si me miras así.
                (Por favor no me mires así, el cemento de mis nuevos cimientos no se ha secado aún)
Supongo que ya será hora de que me vaya a lugares más cálidos, que a tu corazón le están saliendo estalagtitas.
                  (Quizás sea el frío de saber que ya no hay sitio para ahí, ya sabes)
Ya no te quiero tanto, mi vida. Pero te quise.
                     (Joder si te quise)
Te quise con la inocencia del niño que, con vértigo, se sube en una montaña rusa y acaba con el estómago haciendo volteretas. Te quise muchísimo y aún me duele(s).
(Salida, luces apagadas)

Atentamente,
        una parte de ti que aún vive en mis costillas.

sábado, 26 de mayo de 2018

Tristessa

           «La verdad es que grietas no faltan» - Benedetti
Cualquiera diría que después de pasarme 500 noches escribiéndoles a mis latidos, habrían dejado de hacerme temblar. Supongo que los terremotos son peores cuando ni siquieras puedes agarrarte las entrañas.
Los cielos grises han dejado de ser hogar para mis tormentas y ahora sólo soy una aurora boreal en blanco y negro.
Escribo o me rompo. Y mis pedazos siempre pueden hacerse más pequeños y perderse en la marea de letras llevo dentro. Me deshago en tinta y abismos y ya no sé si esto son letras o lágrimas.
Nadie habla de lo que duele tener espinas.
Hoy he dibujado un esqueleto y lo he llamado "autorretrato".

jueves, 29 de marzo de 2018

II

   
Ella era una tormenta de esas con nombre, apellidos e historia, quizás no la mejor de todas.
Conocía perfectamente las hecatombes y carencias que causan los naufragios en el lado izquierdo del pecho,
pero aún así,
con las costillas hechas pedazos,
era la primera en dejarse la cordura olvidada en labios.
Era una de esas piezas de rompecabezas que no sabes si están rotas porque no encajan
o si no encajan porque estan rotas.
Que quizás ella en sí era un rompecabezas y nadie, nunca, se atrevió a resolverla
por miedo a enredarse los dedos.
Parecía una bomba de relojería,
abandonada en tierra de nadie
y sin una verdadera razón para acabar con todo.
Pero es que, nunca se vio una sonrisa más sincera que la suya cuando miraba al mar o a las estrellas,
cuando se perdía en uno de sus libros sobre viajes que sabía que nunca iba a hacer,
cuando se escurrían entre sus manos historias de cielos cubiertos y trucos de magia.
Ella era una tormenta,
tras la que hubo de todo,
menos calma.